Tejados a dos aguas en la planta superior hacia el jardín Alejandro Giménez Architects Techos a dos aguas Cerámico
Tejados a dos aguas en la planta superior hacia el jardín Alejandro Giménez Architects Techos a dos aguas Cerámico

En una ubicación excepcional, nos adentramos en la reforma integral y ampliación de esta villa marbellí partiendo de un diseño concebido en el mismo terreno, esculpido lentamente con el mar, la luz natural, el jardín y el paisaje como referentes.

Afirmándose en su característica reinterpretación de la arquitectura andaluza, en la que se integran desde la
herencia árabe al flamenco, el arquitecto Alejandro Giménez logra articular la demanda de nuevas necesidades de los propietarios con las piezas de valor ya presentes, integrando ambas con la vegetación de la parcela y el entorno.

Su búsqueda de la dignidad y la sutileza a la hora de intervenir en lo preexistente queda patente en el tratamiento dado a la chimenea original de la sala principal, visible desde múltiples puntos de la vivienda.

Y en el uso de diversas texturas y materiales naturales en tonalidades cálidas, que armonizan con las verdes y
marrones tan presentes en la vegetación y alcanza a conciliar lo vernáculo con lo moderno.

Bajo estos parámetros se encuentran tres materiales predominantes: la cal, en los gruesos muros que dividen las estancias; la madera de iroko, para acabados, mobiliario y elementos representativos o decorativos; y el mortex, que se extiende por el pavimento de toda la casa e incluso por algunas piezas de mobiliario fijo, otorgando uniformidad y continuidad al conjunto.

A éstos se les suman las cañas de las contraventanas correderas, que tamizan la luz y generan divertidos juegos de sombras en el interior; el empedrado que marca los caminos exteriores que bordean la edificación, desde la entrada a las diferentes zonas de chill-out, la piscina o los patios; y la forja, en barandillas.

Un capítulo especial merece la iluminación, cuidada al extremo, es siempre indirecta y gradual, con luces
empotradas en los muros a distintos niveles según la necesidad, que quedan totalmente ocultas.

Otra seña de identidad de este ejercicio de contención y culto a las raíces se basa en potenciar la relación interior/exterior a través la apertura de grandes ventanales, practicables o no en función de la orientación y el requerimiento del espacio.

Así como los recorridos, que pretenden sorprender, romper la regularidad y no mostrar todo de un solo vistazo
sino conducir al visitante mediante inesperadas aberturas, ligeros toques de color, como el de las buganvillas, o sonidos, como el de las fuentes de los patios exteriores.

En definitiva, consigue una arquitectura emocional, ideada para ser vivida, donde lo importante es disfrutar y
sentirse bien. Y de la que no te querrás marchar.

Color: Ámbar/Dorado
Material: Cerámico
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