El policarbonato es permeable a los rayos infrarrojos cortos (calor que emite el sol), pero es impermeable al infrarrojo largo emitido por el entorno (radiación terrestre), quedando atrapado el calor en el interior de la lámina. Estas propiedades contribuyen a la conservación de temperaturas durante la noche, volviendo este material una opción excelente para invernaderos que no cuentan con calefacción.