Una casa de montaña extraordinaria

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Hoy vamos a hablar de una casa grande, muy amplia, de casi 430 metros cuadrados. El juego de los desniveles en el interior y en el exterior, las grandes cristaleras por toda la vivienda y la diversidad de estilos en un mismo espacio son los principales protagonistas de esta casa en la sierra madrileña. Se sitúa en una urbanización perteneciente al término municipal de Las Rozas, en las primeras estribaciones de la sierra de Guadarrama. 

El estudio Otto Medem ha diseñado este idílico lugar en el que la luz del sol no encuentra obstáculo alguno y recorre los espacios interiores con total libertad. El despacho ha apostado durante años por la arquitectura de autor además de por el diálogo entre la naturaleza y el diseño en cada uno de sus trabajos. 

Un volumen blanco entre encinas

Comenzamos en un rincón muy especial, en este coqueto porche desde donde podemos contemplar unas vistas impresionantes. 

La vivienda aparece en forma de volumen blanco, de líneas rectas y de estilo moderno que sin embargo, no tiene problemas para mimetizarse con el entorno y encajar a la perfección en este paisaje de encinas y jaras que rodea su privilegiada urbanización. 

Una piscina en L

El diseño se mantiene en toda la vivienda y desde la fachada principal se aprecian a la perfección las rectangulares formas del edificio. Las ventanas son muy amplias, vemos un porche que une ambos lados de la vivienda y una terraza que conecta el piso superior con la naturaleza. Abajo, en el suelo, una piscina en L se ha colocado a un paso del porche siguiendo pautas de funcionalidad. 

Una chimenea separa el espacio

Una vez dentro de la vivienda nos da la impresión de que el exterior se ha colado en el interior. Las lineas rectas, la estética moderna y el color blanco nos acompañan también aquí. La chimenea que vemos en primer plano, separa la zona de estar y la zona del televisor creando estancias independientes dentro de un mismo espacio. 

Un comedor fundido en el paisaje

El comedor se ubica entre el acceso a la cocina y las ventanas. Los amplios cristales rodean en tres puntos la estancia y consiguen que se funda con el paisaje. 

Las carpinterías en negro contrastan con el mobiliario y las paredes blancas, pero encuentran la continuidad en las sillas y en los elementos decorativos del mismo color. Al igual que en otras estancias de la casa, el rojo es el encargado de añadir la nota animada a la decoración de este interior. 

Dos niveles en una vivienda

Los dos niveles de la vivienda se entrecruzan en esta imagen. Abajo, un suelo frío de piedra ha sido colocado acertadamente para combatir las altas temperaturas que se dan aquí durante el verano. 

Arriba, la madera es la protagonista. Un pavimento con láminas en tonalidades tierra une las habitaciones de la parte superior y combina con las barandillas. En esta ocasión las obras de arte, tanto arriba como abajo, son las encargadas de animar con su diseño y color.  

El dormitorio principal se abre al exterior

Entramos al dormitorio principal abierto por completo a la montaña gracias a el amplio ventanal de suelo a techo. El color blanco aparece en el cubierta y en la cama, la madera en el resto del mobiliario y el color rojo también está presente, una vez más, en el sofá de la estancia. 

Un porche de película

Terminamos el recorrido en otro de los porches de la vivienda. Este espacio se destapa hacia la montaña gracias a lo cual podemos comprobar el desnivel de la zona. 

El diseño de esta área que une el exterior y el interior combina, una vez más, la madera y el color blanco. El suelo de piedra se alarga y llega hasta el pavimento de este porche. Un lugar ideal en el que disfrutar, a la sombra, los mejores días del verano. 

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