Cómo limpiar cada tipo de suelo – 6 trucos

Irene M.Tutor Irene M.Tutor
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Cada tipo de suelo tiene unas peculiaridades concretas, unas características de diseño y unas ventajas e inconvenientes. En este sentido, lo que priman son los gustos de cada uno ya que en este sentido cualquiera de estos tipos de suelo puede ser una opción dependiendo del resultado que esperemos conseguir en nuestros hogares o las necesidades que tengamos. Madera, baldosa, vinilo, piedra,…  ¡Cualquiera de estas opciones puede ser un acierto!

Sin embargo, sea cual sea nuestra decisión final tendremos que cuidarla y mantenerla en las mejores condiciones para que nuestros suelos duren toda la vida. En este punto, su limpieza y los productos que empleemos tendrán un papel decisivo. Por eso, desde homify queremos darte todas las claves para que mimes tus suelos ¡No habrá mancha que se te resista!

La delicadeza de los suelos de madera

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La madera es una material con una gran pureza y una gran calidad que, si cuidamos adecuadamente, puede acompañarnos toda la vida. 

A la hora de limpiar cotidianamente nuestros suelos de madera, la mejor opción es utilizar una mopa o aspirador con un cepillo especial que no dañe nuestros suelos, mientras que cuando se trata de una limpieza más en profundidad podemos emplear sin ningún problema una fregona algo humedecida en agua con jabón neutro y unas gotas de vinagre. Eso si, evita el utilizar productos específicos para madera, ya que muchos de ellos incluyes componentes químicos que podrían dañar el brillo de nuestros suelos.

En el caso de pequeñas manchas ocasionales siempre podemos recurrir a un paño humedecido, procurando limpiarlas lo antes posible para que no penetren en la madera. Por último y por extraño que nos pueda parecer, los expertos recomiendan no utilizar cera en las superficies de madera ya que con el tiempo creará una película que puede afear el acabado de sus suelos. 

Juntas y azulejos

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Limpiar los azulejos de suelo puede resultar una tarea agotadora que además puede llevarnos más tiempo del que esperábamos, aunque es una medida necesaria para mantener nuestros baños y cocinas con un aspecto limpio, cuidado y libre de moho. 

Existen algunos métodos que pueden ayudarnos a mantener estos espacios de la casa limpios sin demasiado esfuerzo y de forma eficaz, pero para ello tendremos que ser constantes. 

En primer lugar, tendremos que preparar la zona que vayamos a limpiar sabiendo por donde vamos a comenzar para así no trabajar el mismo área dos veces. Es importante hacer una primera pasada para eliminar la grasa que puedan tener los azulejos, no sólo en la cocina si no en cualquier zona de la casa como consecuencia del uso de productos corporales, jabones o suciedad procedente del calzado. Podemos emplear productos específicos o una solución de agua con amoniaco, sin necesidad de aclararlo después ya que no dañan las baldosas. 

Suelos de moqueta

El método más eficaz para limpiar las moquetas y mantenerlas limpias durante más tiempo, es utilizar la aspiradora de manera regular para evitar que se acumule el polvo y las pelusas. Lo recomendable es pasarla tres o cuatro veces por semana, lo que convierte a la moqueta en una superficie muy agradable al tacto pero muy poco práctica.

Uno de los inconvenientes que podemos encontrar es que las pelusas se queden enredadas en la moqueta y nos resulte más complicado quitarlas, ante eso lo más habitual es recurrir a un cepillo para retirarlas más fácilmente, pero esto a la larga puede desgastar y deshilachar nuestra moqueta. Por eso, si optas por instalar moqueta en casa, deberás contar con un aspirados potente y con gran capacidad. 

Es la única manera de asegurar una limpieza diaria en profundidad en una superficie fibrosa en la que la escoba tiene muy poco que hacer. Hay que escoger un modelo muy potente y a poder ser con unos buenos filtros anti-ácaros que renovaremos con frecuencia.

La comodidad del vinilo

El principal componente de los suelos de vinilo es el PVC, un material muy resistente y con una gran durabilidad. Además este tipo de suelos incluyen la ventaja de ser fáciles de instalar y de limpiar, por lo que son cada vez más las personas que optan por este tipo de superficies para sus hogares y centros de trabajo. 

Con tan solo pasar una escoba o aspirador y pasar la fregona podremos mantener nuestros suelos impecables en todo momento. Tan solo bastará un limpiador PH neutro diluido en agua y ¡voilá! suelo limpio. Además este tipo de productos no necesitan de aclarado y pasamos la fregona adecuadamente, sin encharcar el suelo, se secará en un momento. Si además quieres aportarle un toque de brillo, siempre puedes aplicar una cera específica. 

Harquitectes ha optado por los suelos vinílicos para esta moderna cocina, que aporta un estilo industrial y resulta de lo más práctico.

La baldosa porcelánica

El suelo porcelánico es muy habitual en hogares y en multitud de lugares públicos ya que tiene una apariencia sobria y elegante caracterizada por un acabado brillante que se consigue gracias a cuidados específicos. 

Antes de empezar con la limpieza de nuestros suelos porcelánicos, tenemos que tener en cuenta que este tipo de material tiene una superficie poco porosa que apenas absorbe la humedad, por lo que tendremos que poner atención a la hora de limpiarlo. Por ello tenemos de pasar la fregona lo más escurrida posible o de lo contrario, quedará el rastro del agua marcado en el suelo cuando se seque.

Igualmente, para barrer un suelo de gres porcelánico no se recomienda usar escoba, ya que podría rayar la superficie. Utiliza en su lugar una mopa con la que vayas arrastrando la suciedad. Seguramente hayas visto esta escena en multitud de edificios públicos que cuentan con suelos porcelánicos.

La elegancia de la piedra natural

La piedra natural aporta un toque de elegancia a nuestros suelos, unidos a una gran durabilidad, ya que se emplea tanto en espacios exteriores como en fachadas. Sin embargo, a la hora de limpiarla, ya sea ranito, mármol, arenisca o pizarra, el agua es la mejor opción. Podemos mezclar un poco de jabón con PH neutro para mantener su aspecto como el primer día. También podemos hacerlo con agua y un poco de amoniaco ya que no es un producto ácido y daña menos la piedra.

Asimismo, deberíamos emplear una esponja, trapo suave o cepillo blando, para evitar rayar la superficie. Por último, tendremos que aclarar bien y secar rápidamente con un paño, pues de lo contrario nos quedarán manchas blanquecinas y sin brillo.

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