Rápido y fácil: Tips para pintar una pared de piedra

Flavia Pascazi Flavia Pascazi
Ibiza Style, Kabaz Kabaz Dormitorios de estilo ecléctico
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Las paredes de piedra imprimen carácter y textura a cualquier espacio, siendo un revestimiento utilizado desde hace miles de años para mantener y preservar las construcciones en buen estado gracias a su excelente resistencia y durabilidad. Su apariencia natural y diversidad de estilos, tamaños y tipos hacen de este material un revestimiento para paredes ideal para cualquier estilo de diseño o arquitectura. Con todas estas bondades, es difícil encontrarle el lado negativo a este tipo de material, sin embargo, con el paso del tiempo, las renovaciones en cualquier proyecto son un cambio que tarde o temprano toca realizar y remover o esconder una pared de piedra es algo difícil. 

¡Pero no te preocupes! Si estás cansado de ese mural de piedra que tienes en casa, o de la pared decorativa de tu habitación, puedes darle un aire nuevo a estos diseños con solo una mano de pintura; y lo mejor de todo: ¡Puedes hacerlo tu mismo! Ya sea en interiores o exteriores, todo tipo de piedra puede recibir una buena mano de pintura, así que pon manos a la obra y continúa leyendo para que conozcas como pintar una pared de piedra con estos sencillos pasos.

Elige el color correcto y la pintura adecuada.

Antes de comenzar, es necesario recalcar que pintar una pared de piedra nunca tendrá un acabado 100% prolijo debido a la textura de este material, pero eso es lo que le da un toque hogareño y relajado a este tipo de acabados. La pintura ideal para este tipo de revestimiento es la pintura vinílica para exteriores ya que debido a su composición son más densas y penetran con mayor facilidad las distintas superficies. Antes de escoger el tono que desees, analiza el tipo y color de piedra sobre la cual comenzarás a pintar. Mientras más oscura, más capas de pintura necesitarás para lograr resaltar el color que escojas.

Prepara la superficie

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Con el tono seleccionado para recubrir la pared, es momento de preparar la superficie antes de cualquier brochazo. Limpiar las rocas de la pared es un requisito indispensable para lograr un buen acabado. Toma un cepillo de cerdas gruesas y haz una mezcla de agua con un poco de vinagre para luego remojar el cepillo en ella y restregar con fuerza la pared. El vinagre deshace las impurezas que puedan estar adheridas a la piedra, además de que prepara la superficie para que la pintura se adhiera con mayor facilidad. Recuerda enjuagar la pared con agua sin vinagre una vez finalizado el cepillado.

3. Deshazte del óxido

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Las paredes de piedra ubicadas en exteriores, están en contacto con humedad y agentes externos como la lluvia que pueden hacer que éstas presenten manchas de óxido en su superficie debido a los minerales del agua. Afortunadamente, existen remedios tanto caseros como comerciales para deshacerte de estas manchas. Si notas que las manchas no son muy evidentes, trata de utilizar agua con jugo de limón para removerlas. Con un cepillo de cerdas metálicas, aplica la mezcla sobre la superficie y déjala actuar por algunos minutos, luego remuevela con bicarbonato de sodio y una buena cepillada. Si esto no funciona, puedes optar por productos químicos más fuertes que encontrarás en tiendas de revestimientos naturales.

4. ¡Sella las grietas!

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Es normal que los muros de piedra presenten ciertas irregularidades y grietas en su superficie. Si decides pintarlas, lo ideal es sellar los pequeños orificios o grietas de grandes dimensiones, de esta manera ahorrarás un montón de pintura y el acabado final será mucho más prolijo. Puedes utilizar masilla o un poco de mortero para realizar esta tarea, tratando de que los mismos tengan un tono parecido al del resto del material utilizado para las juntas de la pared, de esta manera evitarás que las diferencias de tono entre los parches y el pego original sean notorias. En esta imagen, los diseñadores de Pixcity rellenaron por completo las juntas, creando una pared más prolija y con menos variaciones de profundidad en las grietas y uniones entre piedras.

5. Aplica la base

Por su textura rústica y poco prolija, es difícil que la pintura se adhiera de manera uniforme a la piedra desnuda. Dependiendo del acabado que desees (un estilo lavado o algo más uniforme) puedes optar por solo rociar un poco de agua sobre la superficie y proceder a pintar. Este tipo de base creará un resultado menos uniforme, como si la pintura estuviese desgastada. Si por el contrario, buscas un resultado más prolijo y homogéneo, utiliza una base de látex para paredes internas y una de acrílico para las paredes exteriores.

6. ¡A pintar!

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¡Llegó el momento de imprimirle color y personalidad a tus espacios! Con todos los pasos anteriores completados, toma brochas grandes con cerdas gruesas para poder aplicar la mayor cantidad de pintura posible y esparcirla sin dificultades. No importa en que sentido apliques la pintura ya que la misma textura y porosidad de la piedra difuminan cualquier tipo de línea o brochazo, siendo una actividad ideal para incluir a los pequeños de la casa. Recuerda dejar secar cada mano de pintura que apliques, la cantidad de capas que coloques sobre la pared dependerá de que tan saturado quieres que se vea el color final.

Divertido y fácil de realizar, darle vida a las paredes de piedra nunca había sido tan rápido y sencillo. Solo con una brocha, ganas de trabajar y tu color favorito en mente, puedes hacer que cualquier espacio cambie su look por completo utilizando sólo pintura.

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