Fueron los egipcios en el año 1500 aC., aproximadamente, los primeros jardineros que se dedicaron a propagar en abundancia las flores de loto y de estanques con algunas plantas típicas de su zona, como las palmeras.
Los primeros jardines, diseñados y estructurados especialmente, los encontramos en Persia por los años 600 aC. Al rey Nabucodonosor se le debe una de las siete maravillas del mundo:
Los Jardines Colgantes de Babilonia
A partir de entonces el concepto de instalar jardines para adornar con flores se expandió por Europa, pero con carácter religioso, así lo muestra Grecia, Roma y España donde los árabes los emplearon para darles una representación paradisiaca, como:
Los jardines de Alhambra de Granada
En el oriente, China y Japón, sirvieron de espacios dedicados a la meditación y contemplación. En Francia se inició la poda de plantas para darles figuras geométricas, como:
Los Jardines de Versalles
Y en España en el siglo XVI se construyó el primer jardín público denominado:
La Alameda de Hércules de Sevilla
Finalmente en nuestros días se conserva el estilo del romanticismo para recompensar la falta de espacios verdes en las ciudades convertidas en una selva de cemento, problema a los que también dan soluciones los arquitectos paisajistas.
Como su objetivo es adornar y ordenar espacios internos o externos de un lugar, se define a la jardinería como una actividad artística dedicada a cultivar flores, hortalizas y verduras en espacios relativamente pequeños denominados jardines.
Esta actividad, dedicada mayormente a la estética, también cultiva plantas alimenticias, medicinales y aromáticas, poniendo así su cuota de ahorro a la economía familiar.
La palabra jardín proviene de la conjunción de dos términos latino-germánico hortus gardinus, que significa literalmente “jardín rodeado de una valla”, la valla le servía para protegerlo de los animales o de las personas que se antojaban de alguna planta y se disponían a arrancarlas sin permiso.
La diferencia radica en la trascendencia socioeconómica que genera cada una de estas actividades, mientras el jardinero enfoca su trabajo a la ornamentación y lo hace complementariamente a otros ingresos económicos, el horticultor se proyecta a la producción en gran escala que le permita ingresar a los grandes circuitos económicos.
El jardinero utiliza en un 98% su mano de obra con poco capital y pocos medios mecánicos o electromecánicos, en cambio el horticultor hace uso de maquinaria costosa como tractores, segadoras, fertilizantes y sistemas de irrigación diversos.
En cualquiera de estas denominaciones se denominan "jardineros" a los pequeños productores, esto en colación a las pequeñas áreas que siembran.
El jardinero profesional te ofrecerá un estilo de jardín de acuerdo a tu personalidad o a las características de tu casa o espacio en el que quieras instalarlo. Entre los principales estilos tenemos:
El jardinero es el último profesional en llegar a la casa para dar el detalle artístico a los ambientes internos o externos, esto no significa que se menosprecie su trabajo, por el contrario es quien enaltece y complementa con belleza la obra estructural.
La desventaja que soporta el jardinero es que el presupuesto ha menguado al final de la construcción y le obliga a ajustar su precio, pero la gran ventaja es que tendrá trabajo continuo periódicamente.
Si necesitas del trabajo de un jardinero, no dudes en contactar uno mediante nuestra sección de consultas gratuitas, te pondremos en contacto con nuestros mejores profesionales.
La respuesta o sugerencia que el jardinero te ofrecerá estará basada en las características de la estructura de tu casa y en el estilo que va con tu personalidad. Tendrá en cuenta aspectos fundamentales como: